Equilibrio Universal
Equilibrio Universal, por JLR
Quiero compartir con el lector lo que me aportó en mi aprendizaje personal el Universo del Vino, es decir, la tierra donde nace, el amor que ponen las personas que la trabajan con sus manos, el entorno natural donde se cría junto con otras plantas y seres vivos en perfecta simbiosis, su mimada recolección y su “descanso” en la bodega. La extraña evolución de un producto que, sin “agentes externos”, alcanza ese maravilloso equilibrio que tanto deseo para mí como para todos los seres humanos.
Mi experiencia profesional siempre ha estado muy alejada del vino, mundo que desconozco por completo. Mi vinculación se reducía a probar un vino y decir si me gustaba o no y poco más, sin preocuparme por saber qué había detrás de esa copa de vino. En una de las etapas de mi vida profesional, me encontré inmerso en negociaciones con multinacionales, con entes públicos y privados, contratos, ventas, compras, etc. Dentro del mercado de la ingeniería, me crucé con personas maravillosas que me ayudaron a aprender y a seguir creciendo, pero me encontraba en un territorio de egos, de irrealidad, deslealtades, de separación… incluso de culpas, de ataques, de juicios continuos… Un terreno muy alejado de la generosidad, de la humildad y el respeto, en suma, del amor. La verdad es que me encontraba realmente fatigado, era como si cada día que pasaba estuviera perdiendo mi energía y luz interior. Llegué a perder la ilusión, estaba perdido, necesitaba buscar algo que me llenara de verdad, que tuviera sentido mi vida y que pudiera servir a la vida.
Gracias a encontrarme sumergido en ese territorio empresarial, despertó en mi un afán de buscar algo que me llenara y creé una fundación en 2009 que se llamaba Fundación Planeta Robinson, enfocada a los más pequeños como una búsqueda de compensar y dar sentido a mi vida, para que pudiera servir de complemento a los niños, descubriendo y explorando a través de la conexión con la naturaleza y entornos naturales como Doñana, recuperando valores que la sociedad va olvidando, y teniendo muy en cuenta a los niños de exclusión social en otras partes de nuestro Planeta. Muchas personas se volcaron y me ayudaron en el proyecto, a los que siempre estaré agradecido. Durante años el proyecto fue muy ilusionante, pero duró lo que me duraron los recursos económicos, y tuve que dejarla sin actividad. Creo humildemente que no era el momento adecuado, y tengo la esperanza que algún día volverá a resurgir, cuando tenga que ser.
Hace ya casi dos años, la mañana de un sábado al despertarme en mi casa en Andalucía, percibí una rara y enorme inquietud. Sentía que tenía que hacer algo para la vida, pero realmente no sabía el qué. Semanas atrás, me habían hablado de una bodega llamada Jiménez-Landi, donde me ofrecieron entrar a formar parte de ella. En un primer momento, no le presté mayor atención. El ofrecimiento pasó por mi cabeza de forma fugaz como otro de los tantos asuntos diarios en los que todos estamos inmersos y qué son, en el fondo, los que nos impiden tener esa Paz personal para ver la realidad o la verdad de las cosas. Ese día, estaba nervioso quería acabar el desayuno cuanto antes y salir pitando para esa bodega. Sentía en mi interior como si algo o alguien me empujaba con insistencia. Llamé a la bodega para ver si alguien me cogía el teléfono y allí estaba José. Le dije que quería conocerle personalmente y que, aunque yo estaba a más de 450 km de la bodega, que no me importaba, que me esperase porque quería verle y hablar con él. En ese momento, mi mujer me dijo que estaba loco, que cómo iba a hacerme en un solo día 900 km entre ida y vuelta, y que mejor lo dejara para el lunes. Pero, dentro de mí, sentía que tenía que ir. Y, así fue como lo hice, y estaré eternamente agradecido por haber tomado esa decisión aquel día.
Cuando llegué a la bodega, me reuní con José. Desde los primeros momentos, me encontré alineado con los valores que representa: humildad, respeto, esfuerzo y amor por la tierra. Lo primero que le pedí fue que me llevara al campo a ver las viñas. Recuerdo el olor de ese día, las vides entremezcladas con la propia hierba del campo fue lo que más me gustó, ver ese respeto con el resto de las plantas y seres vivos, dejando evolucionar al campo de forma natural, sin forzar al ecosistema. Me sentí feliz de haber encontrado algo de realidad en una sociedad carente de sentido y demasiado llena de ilusiones irreales. Ese mismo día pude comprobar que Bodegas Jiménez Landi se regía por el respeto a tres principios básicos: verdad, salud y salvar al Planeta, y que todas las energías de la bodega estaban puestas en crecer aprendiendo de estos tres principios, siempre buscando el Equilibrio. Por eso, antes de regresar a mi casa, le dije a José que quería entrar a formar parte de esta familia bodeguera y que contara conmigo.
Ni entendía, ni entiendo de vinos, ni de agricultura, ni de evoluciones del vino, pero quería formar parte de un proyecto que se rige por esos principios, donde las cosas se hacen de verdad, donde la actitud expresa del enólogo era de respeto al entorno, a lo que supone y sobre todo a lo que es. Donde se valora el mantenimiento o la recuperación de plantas autóctonas, algunas ya perdidas, donde las abejas “juegan” con las flores, donde se le devuelve a la Tierra lo que se le ha quitado, sin forzarla para que produzca no más de lo que pueda darnos, alimentándola como la madre alimenta a su hijo, mimándola y cuidándola para fortalecerla cuando vengan las plagas. Respetando que otros seres vivos puedan también disfrutar de los frutos de las vides, sin importar en los kilos de uva que se hayan comido y, sobre todo, poniendo mucho amor en todo lo que se hace, para que ese fruto que nace, se desarrolla, se recolecta y se deja “descansar” emane todos sus aromas y sabor que nos recuerden que la felicidad radica en la búsqueda de la verdad, de la salud y que todos podemos hacer algo por ayudar a nuestro Planeta a curar sus heridas mientras vivamos. Fue como volver a conectarme con los valores, la naturaleza y sus leyes universales, llenándome de energía y paz para dar un sentido a la vida compartiendo los mismos valores de la Fundación Planeta Robinson que ya en 2009 en su introducción decía:
“Si quisiéramos explicar a un niño qué es la Fundación Planeta Robinson, si tuviéramos que dar una pequeña introducción a nuestros fines, si decidiéramos presentar nuestra Fundación al mundo, podríamos decir que Planeta Robinson, es una forma distinta de concebir la sociedad en que vivimos, la educación y la naturaleza. Donde nos emplaza al corazón de la tierra, que nos lleva al hoy y al ahora, dando luz cada día a las personas que quieran compartir experiencias. Es, en definitiva, una forma de vida”
Ese equilibrio “natural” que la Naturaleza y el Universo nos muestra continuamente por mucho que la mano del hombre intente desestabilizarlo y que tanto me ha enseñado, es el que llamo Equilibrio Universal, donde cada uno de nosotros con Fe podemos buscar y hallar en nuestras vidas diarias ese Equilibrio, un equilibrio que a mí me ayudó a tomar decisiones personales, volcando mis energías por ejemplo en estudiar Kinesiología (KH) gracias a mi amigo Ray, al que estaré eternamente agradecido. Aprendiendo a ver la realidad y la verdad de las cosas, sintiendo en hacer algo para la vida y no contra la vida.
Esto es lo que a mí me ha aportado el mundo del vino. Sin saber nada, me aporta un nuevo conocimiento de la realidad y de la propia naturaleza, precisamente lo que más necesitaba.
Por eso, mis primeras palabras a este nuevo mundo de experiencias es de agradecimiento:
GRACIAS a todas esas bodegas artesanales que luchan y se esfuerzan día a día en mantener ese Equilibrio, haciendo todas las cosas de verdad, sin interferir en el ciclo de vida vegetativo de las plantas, de mimar y alimentar su tierra. Todo esto, para dar prioridad por encima de todo a la Salud de las personas, sin importar cuantas botellas de vino van a poder producirse, y para que las generaciones futuras puedan disfrutar y no perder los entornos naturales donde puedan crecer. Espero, de todo corazón, que cada vez haya más bodegas de vino en la senda de esta búsqueda de Equilibrio Universal.
GRACIAS a todas esas organizaciones que luchan día a día por salvar el Planeta. Tengo un cariño muy especial a WWF, que pude conocer gracias a mi amigo Beltrán durante la etapa de la Fundación, y que tanto me ayudó y me enseñó para dar Amor a nuestra querida Madre Tierra que gracias a ella respiramos.
GRACIAS a todas esas empresas de sectores muy diversos que desarrollan sus negocios desde la sostenibilidad, respetando la salud y el medio ambiente por encima de todo, por encima de los números de facturación a final de año, y que tienen que tomar duras decisiones para mantener ese Equilibrio Universal en un mundo donde también existen otros enfoques y objetivos empresariales.
GRACIAS a esas personas que, desde su microcosmos, mantienen ese Equilibrio Universal en su vida diaria. Sirviendo a la Vida, dando Vida, dando Amor, dando Verdad, dando “Amor Universal” porque, sin ellos, éste sería un Planeta obscuro. Desde su humildad llenan de energía y de luz este Planeta, son un ejemplo y guía para mí.
GRACIAS, en definitiva, a todas esas personas que se han cruzado en mi vida porque sin ellos nunca hubiera podido escribir estas palabras.
GRACIAS, GRACIAS y GRACIAS…
JLR